domingo, 29 de marzo de 2015

¿Para qué sirve el amor?

"Amor que tiene calidad de vida, 
amor sin exigencias de futuro, 
presente del pasado, 
amor más poderoso que la vida: 
perdido y encontrado. 
Encontrado, perdido..."
(Jaime Gil de Biedma, Amor más poderoso que la vida).

Llevo días dándole vueltas al siguiente tema que quería abordar en la siguiente entrada. Y la verdad es que no he llegado a ninguna conclusión. Creo que quería hablar del amor. Pero no sé que saldrá.
He estado reflexionando en todas las facetas que tiene: el fraternal, el apasionado, el auto-obligado, el desamor... Y son todas muy complicadas, quizá porque cada una de ellas nos manifiesta la inconsistencia del ser humano. En realidad es como la vida, que por engorrosa resulta ser sencillísima.
Pasamos por diferentes estados de enamoramiento, de joven tienes la Verdad total y absoluta en tus manos, ya has descubierto el amor y no es tan difícil como lo pintaban. Pero cuando todo (como era de esperar) acaba, te das cuenta que la cosa es más complicada de lo que pensabas y a partir de ahí todo es una continua sospecha. Así que a medida que creces te vas dando cuenta que cada vez estás más despistado. Y al final del camino, con el paso del tiempo, confirmas que efectivamente no tenías ni puta idea. Tengo el terrible temor de estar a punto de morir en mi cama y descubrir de repente el enigma del amor: "Coño, esto es". Y palmarla. 
Pero si te paras a pensarlo, el amor, al igual que la vida, de lo complicado que es resulta muy sencillo. Después de darle vueltas a teorías, tipos de relaciones, comportamientos, investigaciones científicas piensas: - "Pero que gilipollez, ¿no?"; al final son dos personas que se conocen, que conectan y que se rozan (en todos los sentidos que se pueda). Pero es demasiado sencillo para nuestras mentes retorcidas, empezamos a pensar y salen las preguntas: ¿por qué?, ¿por qué este y no otro? ¿qué pasará?, ¿y si me deja de querer?, ¿y si lo dejo de querer? Y aquí es, señoras y señores, donde empezamos a cagarla. Aplicamos demasiados condicionales a algo que en su esencia nace sin condiciones. "el amor no entiende de razones" como dirían los fans de Paulo Coelho.
Pero lo peor de todo no son las preguntas sino las respuestas. Aquí ya la cagamos del todo. ¿Por qué nos damos tanta prisa? ¿Por qué queremos las respuestas ya?, ¿por qué todo tiene que ocurrir ahora? Hay que dar tiempo a conocerse, a emparejarse, a quererse, a aborrecerse. Todo tiene una maceración que nos queremos saltar sin pararnos a disfrutar. Hemos adoptado una obsolescencia programada sentimental que tira para atrás, todo tiene fecha de caducidad y nos encargamos que así sea. Tenemos un miedo espantoso a lo eterno, supongo que se debe a que no lo llegamos a entender. ¿Como se puede vivir para siempre, señor cura?, ¿qué es siempre si no tengo la referencia temporal del fin? ¿Me estás diciendo que el universo es infinito?, ¿cómo puede haber algo que no acabe nunca, señor científico?  Es curioso que exista el concepto de "siempre" o "nunca" cuando todo lo que nos rodea es perecedero. Son conceptos reservados a Dios y algún que otro privilegiado, pero nos los hemos apropiado para incluirlos en nuestra vida cotidiana con una facilidad pasmosa. A día de hoy no está demostrado que los vivos sigan queriendo después de muertos, pero nos apresuramos a soltar alegremente un "te querré para siempre". ¿Cómo puede permanecer un sentimiento más allá de la persona? Una interesante teoría a investigar. 
No me quiero meter demasiado en el terreno de la vida y la muerte ya que lo quiero tocar con detenimiento en próximas entradas, pero solo quiero puntualizar una cosa: aunque el amor muera con el difunto, el difunto sobrevive gracias al amor. Un sentimiento demasiado perfecto que nos salva incluso después de muertos. Eso no hay que olvidarlo.
Pero la pregunta sigue en el aire, ¿cómo podemos entender el amor si constantemente a lo largo de nuestra vida cambia la percepción que tenemos de él? Cuando creemos que empezamos a entenderlo algo dentro de nosotros cambia y vuelta a empezar. Pero si en algún momento de nuestras vidas coincide lo que pensamos con lo que estamos viviendo es la leche. Las complicaciones pasan a segundo plano y empiezas a ver con otros ojos. Las canciones de amor ya no se entienden igual y tus teorías pasan a ser material para chistes fáciles; sientes como la práctica es muy diferente a la teoría y ya nada es igual. Te transforma por dentro, te convierte en otra persona, te hace conectar con un ente universal en el que tu formas parte de él y él forma parte de ti. Sufres una metamorfosis en la que la persona que eras ya no volverá por mucho que se acabe ese romance. No vuelves a sentirte solo nunca más y te sientes orgulloso de albergar un sentimiento que compartes con el resto de la humanidad. Y descubres, de repente, que era algo más de lo que te imaginabas. Llegar a mirar cara a cara la abstracción de tu ser y darte que cuenta que formas parte de una única e ingente materia etérea. Y asumimos que la transfiguración de la carne lo hace imperfecto, pero que mucho más allá de lo que nuestra piel diga, esa materia intangible representa la perfección del ser humano. La perfección que nos hace imperfectos con la única finalidad de trabajar para intentar estar más cerca de algo que es la osamenta del sentido de la vida: trabajar todos y cada uno de nuestros días para poder rozar, aunque sea por momentos, un sentimiento que nos une y nos empuja a seguir vivos; dar pasitos para poder, desde nuestra soledad, conectar con todos y cada uno de los habitantes de este planeta compartiendo lo que nos hace iguales.
Con esa fuerza nos dedicamos a vivir y comenzamos a esforzarnos para que un día no estemos metidos en una cama, con la agonía de la muerte, y nos demos cuenta que el amor era una cuestión de práctica. Y si al final, en el último momento de lucidez de nuestra vida, es cuando descubrimos el sacro misterio del amor no hay que preocuparse de nada si bajo el brazo llevamos un legajo lleno de romances, complicidades y muchos te quiero soltados por la boca.

HEDWIG AND THE ANGRY INCH. "THE ORIGIN OF LOVE" [Fragmento de película]:


FAMILY. "DAME ESTRELLAS O LIMONES" [Canción + fragmento de película]:



LOLA FLORES. "MUERTA DE AMOR" [Actuación]:



LOUIS CLICHY/EDITH PIAF. "A QUOI CA SERT L´AMOUR? (¿PARA QUÉ SIRVE EL AMOR?)" [Corto]:








sábado, 21 de marzo de 2015

La dulce mano de las Musas

"Cuando Dios le entrega a uno un don, también le da un látigo; y el látigo es únicamente para autoflagelarse."
(Truman Capote, Música para camaleones. 1980)

Hacía mucho tiempo que tenía ganas de comenzar a escribir un blog con la finalidad de poder plasmar las cosas que me inquietan; reflexionar sobre temas que a nivel artístico y vital me revolotean constantemente por la cabeza. Por fin, hoy, comienzo este intento de poder evidenciar lo que es para mí el arte, la muerte, la identidad de género, la dignidad y tantas otras cosas. Todo en torno a un único hilo conductor: las expresiones artísticas que me mueven por dentro y que me parecen creadoras de un discurso trascendente y estético; el arte en todas sus vertientes, que es lo único eterno, que dignifica y por lo que vale la pena seguir vivo. Las entrañas de la raza humana expuestas a través de la mano de un escritor, la cámara de un director de cine o el cuerpo de un bailarín. No hay nada más allá. Un grito de identidad, la conexión de lo mundano con lo espiritual. Llorar con una canción, identificarse con un personaje, reflexionar con  un cortometraje. Estamos conectados a través del arte. Un yin yang donde la unión nace de la separación. 
Por eso mismo de lo que quiero hablar es del ARTE, así, en mayúsculas; de nuestra capacidad para poder descubrirlo en nuestra vida cotidiana y de como somos creadores al mismo tiempo que receptores. 
Hace poco vi una especie de película, un remake de El Exorcista. Era casera, muy casera, con ¿actores? amateur y sin ningún tipo de producción: planos oscuros, sin encuadrar, con fallos de sonido y de racord. Estaba colgada en Youtube y tenía más de dos millones de visitas. La mayoría de los comentarios eran negativos, pero al verla y siendo consciente que esa cinta estaba hecha por alguien que no tenía ni idea técnica me pregunté cómo se sentían capaces de abordar un asunto tan importante como la creación audiovisual con la poca vergüenza del ignorante y la falta de miedo del inocente. Cuando estaba a punto de estallar me di cuenta de algo: eso también era arte y que lo importante era que se sentían satisfechos con lo que habían hecho. Abordar sin temor a fracasar. La necesidad de crear, sin saber cómo, incluso sin talento. La necesidad de expresión por encima del pudor. Eso es ser artista, sentir el deseo irrefrenable de crear  aún teniendo en contra todo y a todos; sin mirar el resultado sino el proceso. Seguir el instinto no teniendo idea de adonde te lleva, un salto al vacío sin red. 
Por eso quiero hacer un homenaje a todos los creadores. A los funambulistas que constantemente andan balanceándose en la cuerda de sus emociones, enfrentándose a los pozos negros de su ser y sacando, de toda esa negrura, algo que antes no existía, que se mueve y que adquiere vida propia. A esos Dioses que crean universos a costa del Big Bang que explota en el centro de sus tripas. A esas deidades que nos hacen la vida soportable, deseable y que se atreven a tirarnos a la cara lo que no queremos ver. A esos valientes, remeros del río que separa lo mundano de lo divino.
Sí, ahora lo pienso mejor: la principal finalidad de este blog es homenajear a los creadores. Sin distinguir a grandes y a pequeños porque la magnitud de lo intangible es inabarcable. Por haberme hecho como soy, por los que estáis por descubrir y por lo que nunca llegaréis a mí. A todos y cada uno de los que creen que este mundo puede ser mejor si presentamos lo que nosotros, como raza humana, llevamos en nuestros entresijos.
Hoy, sin ton ni son, quiero compartir cosas que son una pequeña representación de todo lo expuesto anteriormente. Evidentemente es imposible abarcarlo en su totalidad, pero esa es la finalidad de este blog, que poco a poco se vaya desgranando eso que nos hace sentir vivos. 
En las próximas entradas el material audio/visual girará en torno al concepto sobre el que esté reflexionando; pero hoy pondré lo que quiera porque, como humano, dispongo de libre albedrío, algo que los pobres artistas no conocen ya que el vivir entre lo efímero y lo perpetuo requiere pagar el alto precio de estar esclavizados a la dura y dulce mano de las Musas.
Me vais a permitir que empiece con una actuación que es la plenitud del arte. Es la responsable del título de este blog y la representación del desgarro artístico. El espíritu de la inspiración personificada a través de la carne. Una intérprete convertida en marioneta de lo que llaman duende, una posesión inexplicable que nos demuestra como la belleza viene de otro mundo convertida en voz y movimiento.

DOLORES VARGAS. "ANINONAY" [Actuación]:


DAVID LACHAPELLE/POLUNIN. "TAKE ME TO THE CHURCH" [Pieza audiovisual]:


ANTONY AND THE JOHNSONS. "I FELL IN LOVE WITH A DEAD BOY" [Actuación]:


FLORENCE + THE MACHINE/LACHAPELLE/BYRNE. "SPECTRUM" [Videoclip]: